LA REDACCIÓN
AIRE DE PUERROS
“La tierra muestra a quienes valen “
Jean Pierre Vernant[1]
Que no entiende de leyes. Que ni conocía a los abogados pero que ahora esta harto de ellos, dice José Francisco Carilao Millán. Y estira el “har” tanto como le manda el agobio, y como le permite la calma de las seis de la tarde en el paisaje rural.
Dice que todos los abogados son de “buen habla”, pero que después a uno lo engañan. Que hay que confiar en Dios.
Sentados en el improvisado sillón del patio, José y Aurorina, la esposa, cuentan. De su vida, de los hijos, de los días buenos del pasado y los malos de hoy. De Luis Carilao, el hijo de 27 años sentenciado a 20 años de prisión por la muerte del comerciante de Cipolletti Ricardo Suriani, y actualmente detenido en la Alcaidía de Roca.
Y dice José que el Luis ya había tenido problemas antes, pero que de chico no tuvo ni uno, que en la escuela siempre andaba bien.
A los 19 años, Luis Carilao fue acusado de homicidio y condenado a cuatro años de prisión. Y José y su familia entraron por primera vez a un juzgado penal, hablaron con abogados y supieron de comisarías y policías.
Muy bajito, con un fondo de pájaros alborotados sobre el parral, Aurorina afirma que ahora, por más sentencia en el caso Suriani “Luis no andaba haciendo nada. No hay ni pruebas, pero igual lo condenaron.”
Aurorina supera los 50 años, pero la escasez de canas y arrugas le resta edad Su boca siempre marca una curva hacia abajo, como si un peso imaginario le aplastara la sonrisa.
Y cuenta Aurorina que el barrio Puente 83, donde residen en la actualidad, le gusta.
Y aclara José que el barrio, ubicado a 10 kilómetros del centro de Cipolletti,en la zona rural, también le gusta. Pero que le gustaría tener un chiquero, pero que no puede porque le robarían los chanchos. Entonces sólo tiene un gallinero chiquito porque a esos bichos no se los roban. Que se entretiene en la huerta, y la riega con el agua del canal que corre frente a la vivienda. Y que todos los vecinos son muy buenos. Que le ayudaron cuando el Luis empezó con problemas, años atrás.
José
Todas las tardes ingresaba a la quinta cercada con cañas largas. El aroma penetrante de los puerros y la menta marcaban su horario de descanso.
Trabajaba en una chacra cercana al barrio en que reside hoy. Y cada día recorría la calle de pedregullo que nace en la Ruta “Chica”, y se extiende entre el canal grande y el caserío dispuesto en una hilera larga y sinuosa.
Las viviendas, construídas en una amplia variedad de materiales, en el invierno soltaban a coro las humaredas de sus cocinas económicas. Y en el verano, la polvareda envolvía la bicicleta de José y lo acompañaba hasta su casa, junto a la puntual reunión de pájaros en lo alto de los árboles.
Después, el paisaje se completaba con la extensa familia que lo aguardaba en el patio.
Era trabajador rural desde que recordaba. Su memoria sabía de olores dulzones a manzanas dispuestas, de tormentas que penetran el olfato. Del diálogo de los patos a la siesta, de acelgas crujientes, de días de panes y peces, o de platos vacíos.
Pobre o rico iba José entre los álamos.
No escuchaba hablar de cárceles ni jueces. Las verduras crecían, y el sonido interminable del agua en el canal le confirmaba que la vida corría como siempre.
Foto: www.cipav.org.co
Todo azul
La policía irrumpió violentamente en el patio. La puerta de alambre cedió frente al borceguí de uno de los uniformados. Las gallinas se asustaron y corrieron hacia el fondo, igual que Aurorina.
“Parecía un ejército”, recuerda José.
Su mirada va hacia el suelo cuando rememora el allanamiento ordenado por la Justicia hace ocho años atrás. Su hijo Luis Carilao era buscado intensamente, al raíz del homicidio del que se lo acusaba.
Esa era la primera vez que José y Aurorina escuchaban la palabra. Y por primera vez su patio se tornaba amenazante. Los hombres de azul parecían multiplicarse, y el ladrido enloquecido de los perros agregaba espanto a la escena.
Y dice que le dió tanta bronca, porque llegaron y se metieron nomás, Y todo para buscar a un hombre. Que también le dió bronca porque no iban con las palabras.
Que después al Luis lo agarraron rapidito.
Dice que toda la vecindad puso plata para pagar una abogada, pero que ella no era honesta y no les dijo que era para cosas de trabajo nomás, no para penal.(Abogada especializada en Derecho Laboral). Y dice José que él se creía que todos los abogados eran iguales, pero hay abogados para distintas cosas, pero que él no sabía porque nadie le explicó.
La vida larga
Cuenta José que la vida era buena cuando vivían en la chacra, donde fue peón rural por diez años.
Allí nacieron sus siete hijos: Adriana, Zulema, Carmen, Luis, Rodrigo, Juvenal y Francisco. Los días transcurrían tranquilos, entre las labores en el monte frutal, las pariciones de los cerdos y la reunión familiar.
“Iba todo bien, pero después empezaron los problemas. Empezó todo acá, en este barrio”, se resigna.
Dice que de los siete hijos le quedan cuatro, porque los otros fallecieron. Y por eso “ uno anda con el alma dolida, y no hay más tranquilidad.”
Zulema murió en un accidente hace 12 años. El camión en el que viajaba a Ferri, barrio situado a 15 km de Puente 83, a plantar cebollas, la aplastó luego de caer sobre la ruta.
Uno año más tarde Rodrigo, el hijo de 19 años, se suicidó. José nunca comprendió el motivo.
Dos años después murió Juvenal. “Por una enfermedad”, dice, aunque no aclara cuál
Dice que el Luis ya estaba preso en Rawson, y encima ahora otra vez tiene que estar encerrado. Que Aurorina desde entonces llora y llora. Que están obligados a consolarse unos con otros nomás. Que hay que decirle a Dios que dé fuerzas, porque no hay otra cosa.
Cuenta José que lo visitan seguido al Luis en la cárcel. Que le dice a Aurorina que no sirve seguir llorando por los hijos muertos, porque ya no los verán. Pero los otros están vivos. Que hay que pensar en el hijo que está encerrado. Y aunque a veces uno deje de comer para ir a verlo hay que llevarle un consuelo.
Y dice José que ojalá Dios les dé una vida larga. Que ya saben del sacrificio y el dolor, y de ayudar a otros. Y que para eso se está, y hay que seguir.
1- Jean Pierre Vernant- "Mythe et Pensée Chez les Grees.(vol. 2, París,1971)
6 Comments:
At 1:18 PM, Anonymous said…
Ser pobre es de lo peor que te puede pasar, y si encima te toca un hijo asesino ni hablar, y ni un mango para pagarle a un sicòlogo que te ayude a digerirlo. Las eternas diferencias.
At 10:57 PM, Anonymous said…
Me gusta que para tratarse de un artículo periodístico está escrito de una manera diferente.Pienso que muchas veces creemos que la madre de un delincuente puede ser medio Pepita la Pistolera, y nada que ver.
At 2:50 AM, Anonymous said…
La otra cara de la moneda. Ante tanta hipocresía en algunos medios de comunicación, ante tanto pedido de mano dura. Aunque sigue siendo un tema difícil. Un lugar donde todos pierden, el asesino, el asesinado, las familias destruídas de ambos. Y lo más complejo, buscar, investigar, ENTENDER como viene la mano y donde están los verdaderos asesinos de nuestra sociedad.
Gracias por tirar una punta.
At 2:18 PM, Anonymous said…
Te mueve este artìculo, me gustò.
At 2:39 PM, Anonymous said…
A mí me parece q los padres de este tipo nunca van a llegar a entender q es un criminal. En ese barrio éstá lleno, y los pooliticos tienen la culpa pq siempre hacen esos amontonamientos de gente, y después es Dios los cria y ellos se juntan. En cipoletti cada vez tenemos mas delincuentes y nadie ace nada, y en esos barrios son tierra de cultivo. Por ahi puede ser q la familia sea buena y trabajadora, pero en esa zona desde chicos los pibes andan mucho en la calle y tomando, y nadie controla nada, pq la policía ni entra.
At 3:33 PM, Anonymous said…
ESTOY DE ACUERDO CON HERNAN PORQUE HAY BARRIOS QUE TODOS SABEMOS QUE ESTAN LLENOS DE CHORROS Y ASESINOS QUE SE HACEN DE CHICOS. ACA LO QUE IMPORTA ES QUE LA FAMILIA DE SURIANI FUE LA VICTIMA DE DE ESTO, Y LA FAMILIA DE CARILAO TENDRIA QUE HAVERSE FIJADO ANTES EN QUE ANDABA EL HIJO. YO NACI Y ME CRIE EN ALLEN Y YA ESTOY HARTA DE ESCUCHAR QUE TODOS LOS DIAS UN DELINCUENTE ASALTA O MATA A ALGUIEN, Y CADA VEZ SON MAS PENDEJOS, Y LA POLICIA BIEN GRACIAS. TAL VES A ESA GENTE HABRIA QUE ENSEÑARLE COMO SE CRIA UN HIJO, PERO EL GOBIERNO TENDRIA QUE OCUPARSE Y NO HACE NADA Y POR ESO CADA VEZ AUMENTAN MAS LOS DELITOS
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